martes, 2 de septiembre de 2008

Desde el fondo del pantano...

Desde el fondo del pantano te saluda una figura extraña de tus recuerdos, tal vez una sombra que ha escapado a tan altas horas de la madrugada para poder descargar en una hoja algunas de las penas que le aquejan.

Se supone que este es el regalo que te voy a entregar, aunque creo que monetariamente no signifique mucho, el momento de sinceridad va a ser algo que pienso aprecies.

Es la primera navidad que no estoy contigo, que no te despido en un Terminal atiborrado de entes extraños que a su vez juegan el papel de la nada en un espacio habitado. Reflexiones confusas, dementes y alteradas por los mil demonios que corroen mi cabeza pero que son realmente lo más sincero que ha escapado de mi áspera alma desde hace mucho tiempo.

Aun recuerdo el amargo sabor de aquella copa de vino tinto que pensé me ayudarían a emitir las palabras que tiempo después marcarían mi vida de forma impensable (y de paso darían una mejor impresión en el publico asistente). Aun ese sabor está en mi paladar, haciendo permanecer indeleble aquel extraño momento en que permití que la parte que no me gusta exponer hablara libremente.

De pronto recuerdes lo difícil que fue para mí pronunciar aquellas palabras, dejar de ser tu amigo para ser algo más en tu vida. Aunque las apuestas jugaban en mi contra, separadas por una distancia abismal, preferí aventarme al vacío…

Ahora que el reloj de mi computador marca una hora indecente para estar despierto (exactamente las 4:16 de la mañana) los recuerdos de mi vida pasan frente a mí a velocidad de la luz, memorias oscuras, llenas de terror e indecisiones. Espero una llamada, una voz grata en medio de esta soledad en la que estoy acostumbrado a pasar mis días, pero la lógica y la razón ya conocen el indiscutible hecho: no vas a llamar.

Lamentablemente ahora nuestras vidas han cambiado, los espacios y los lugares se han desvanecido en el incesante paso del tiempo para convertirnos en dos entes extraños y diferentes. Tu vida continuó al igual que el tiempo del reloj, con los días y los meses del calendario mientras que yo cada vez me estanco más y más. Te confieso que he recorrido nuevamente las calles de aquel barrio de estilo colonial y antiguo, tratando de aferrarme a un idílico tiempo feliz (tal vez el único en mi vida…) buscando aferrarme a tu recuerdo. Paso tras paso el tiempo parecía correr al revés y la ensoñación volvía a las semanas finales de un febrero lejano, a la búsqueda de un cinema desconocido, al sabor de un capuchino con bailys…

Aun estoy perdido en mi limbo, divagando en lo que pudo ser y que aniquilé con mis acciones de la forma más alevosa y criminal. Aleje a quien mas quiero en esta tierra, a pesar de las diferentes cosas horrendas y profanadoras que se dijeron en los momentos de cólera y que nunca fueron ciertas… en este momento los recuerdos de cada palabra, cada frase que dije alejándote queman en lo mas profundo de mi ser…

Realmente no quiero más estar aquí, sentado en medio de las sombras y escuchando los susurros en mi cabeza que cada noche me atormentan como animas en pena recordándome mis malas acciones… solo quisiera volver el tiempo atrás, a aquella noche en que dormíamos juntos en un edificio anónimo de alguna ciudad anonima, cuando por primera vez sentí un vació en el estomago que me hizo sentir vivo y el roce de unos labios que me hacían ver que todo en este mundo no era solo oscuridad e incertidumbres…

Como siempre me disculpo por mis promesas rotas… me disculpo y me arrepiento enormemente por no haber podido evitar que las lágrimas escaparan de tus ojos y sobre todo me arrepiento de no ser lo suficientemente valiente para estar contigo.

Me disculpo por estar lejos de ti, por pensarte cada día y cada noche sin decirte nada, por robarte en mis sueños reviviendo los momentos que me hiciste el hombre mas dichoso de esta tierra… perdóname por no ser capaz de enfrentarme a nada y encerrarme en mi caparazón de mentiras a llorarte…

Estoy nuevamente en el espacio que fue nuestro alguna vez, que de una u otra forma permitió que te viera en una café sentada conversando y pensar que eras muy engreída… que permitió que en mis noches de pesadillas y cuando los problemas parecían no tener solución encontrara un escondite entre tus brazos alejando mis miedos al ritmo de las pulsaciones de tu corazón y arropándome con el calor de tu pecho…

Atravieso múltiples espacios que aun conservan el aspecto de aquellos días, las escaleras y el restaurante en donde transcurrió nuestra historia… ahora todo parece desierto, de colores grises y sin vida… realmente es muy duro estar allá y no poder verte.

En esta época que odio, que preferiría que nunca llegase, espero que algunas de estas letras queden en tu memoria…