viernes, 13 de febrero de 2009

Confesión

Padre, perdóneme porque he pecado… he recaído en el octavo pecado capital, aún quiero creer en las palabras, aún quisiera pensar que en este mundo queda algo bueno…
Padre, perdóneme por ser tan ingenuo, por escuchar sin querer emitir algún juicio, por pensar que la humanidad aun tiene salvación, por sentir que tal vez aun en mi exista algo que rescatar…
Padre perdóneme por mis engaños y artilugios, por aquellos dolores y emociones que siempre he mandado al fondo de mi cerebro y arrinconado en los lugares más oscuros de mi alma…
Padre, perdóneme por querer pensar que aun existe la sinceridad y la honestidad, por ser la persona más deshonesta que haya pisado esta tierra y mantener en mi cabeza aquellos utópicos ideales que dejaron de existir desde que los homínidos somos bípedos…
Padre, perdóneme por sentir este dolor en el fondo de mi corazón y callarlo para siempre, por hacer tanto daño sin motivo alguno, por sentarme aquí borracho a escribir estas palabras que no son mas que un engaño…
Padre, perdóneme por mentir constantemente, por vivir una mentira y creer que es cierta, por herir sin compasión y por infectar cada ser vivo que se cruza en mi camino…
Padre, perdóneme por no poder mantener mi cabeza en alto, por ser tan putamente afortunado que siempre que me veo hundido algo llegue en mi rescate, por decir palabras tan sinceras en momentos tan inhóspitos, por sentarme aquí a contemplar mi vida sin ser capaz de cambiar un ápice de ella..
Padre, perdóneme por ser una farsa, un simple engaño del destino, por ser el escritor que engaña sin sentido a su pequeño publico tan poco locuaz…

Penitencia: dos mil ave marías, tres mil padres nuestros, y una cantidad ilimitada de la sangre de mis venas…