lunes, 17 de septiembre de 2007

“Verdades Absolutas”

Los vapores del licor y el olor penetrante de alguna comida rápida atosigan los sentidos mientras la cabeza se debate entre la razón y la locura, los sentimientos se esconden en el fondo del pecho con intención resignada de nunca más ver la luz del sol.

Los adelantos del ingenio humano han hecho mas fácil el uso de las mascaras emocionales; se ha privilegiado un mundo de apariencias donde la única tabla de salvación que flota en el oscuro océano es el escepticismo frente al malvado ser humano, en la incredulidad de las palabras y de los actos. Vivimos el tiempo más oscuro de nuestra historia, el momento en que se han abierto los ojos a la triste realidad de estar rodeados de enemigos, quienes aunque no entiendan concientemente la naturaleza de su verdad y la nieguen obsesivamente, terminan dando rienda suelta a sus instintos...

¿Pero quien soy yo para juzgarlos?... A fin de cuentas el animal humano también habita en mi. Trato de ser precavido, escéptico y desconfiado de las “verdades absolutas” de la gente porque veo en mi las mismas actitudes hacia los otros. Tal vez sea por esto que la idea del huraño alejado de todo y de todos sea tan atractiva, tan obsesivamente compulsiva y deseada.

Es en este tiempo cuando los miedos se han apoderado de la vida humana y el sociabilizar se convierte en un acto de insensatez abrumadora...

¿Aún se puede confiar en alguien?¿Queda esperanza alguna para el género humano?

No hay forma de salvar aquello que se ha condenado desde su misma infancia y nosotros, los seres humanos, nos hemos condenado desde la primera inhalación de oxigeno que llegó a nuestros pulmones, destruyendo (conciente o inconscientemente) todo aquello que nos rodea, labrándonos nuestro propio camino al oscuro abismo.

Es en días grises como el de hoy, en que la nostalgia se apodera de las reflexiones y los deseos de alterar la conciencia con brillantes inventos culturales toman las riendas del cuerpo y el espíritu, la necesidad de encontrarle una respuesta lógica a las preguntas se establece como el aliciente para respirar nuevamente, para levantarse un día más pretendiendo ver en otros la bondad y la esperanza en que no todo está perdido aún.

¿Existe alguien que pueda decir algo al respecto?

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